lunes, 18 de noviembre de 2013

PRUEBAS AL CANTO

PRUEBAS AL CANTO
Escribe Walter Ernesto Celina
18.11.20013
La cuestión referente al lugar del nacimiento de Carlos Gardel aparece considerada en sus más diversas aristas en la rica información aportada por la obra “Gardel es Uruguayo”, publicada por “Ediciones de la Plaza” (2012). Es un trabajo colectivo que navega por la historia, la sociología y la ciencia jurídica.   
En la compilación participan una decena de eruditos analistas uruguayos y de nacionalidades hermanas.
La investigadora argentina Martina Iñiguez, en una de sus contribuciones para dicho repertorio, examina un conjunto de antecedentes que, si aislados no carecerían  de interés, tomados en su conjunto adquieren extraordinario relieve.
Una faceta, objeto de abordaje en esta nota,  patentiza el anhelo de “El Zorzal” de avecindarse en su patria con su madre de adopción, la Doña Berta Gardes.
Uno de los contenidos -no por azar o mero capricho- fue titulado “Volver”, como la mítica letra compuesta en 1935 por Alfredo Le Pera, cuya música hilvanó el cantante.
La culminación de la carrera de Carlos Gardel estaba arribando a su verdadero cenit. Si la agudeza mental que lo caracterizó pudo estar advirtiéndoselo, objetivamente tenía el límite temporal que emergía de los años de vida de los hombres de la época -considerablemente menores que los actuales- y, en particular, por la intensa carga soportada por su sistema vocal, entre otros factores.

La letra invocada, que hemos repetido junto a él, llevados por su mano amiga para transitar nuestras propias emociones hizo, asimismo, que lo suyo fuera nuestro:
“Yo adivino el parpadeo/ de las luces que a lo lejos/ van marcando mi retorno…/ Son las mismas que alumbraron/ con sus pálidos reflejos/ hondas horas de dolor.”
El dolor… ¡ese espacio desde el cual el hombre puede mirarse a si mismo, transformarse y percibir con fraternidad los mundos ajenos!
Por aquí se encuentra uno de los códigos explorados por la biógrafa rioplatense, que expondré oportunamente.  
Ahora me circunscribiré a una concatenación de sucesos y expresiones, abordados por la Sra. Iñiguez, en los que el fundador del tango-canción prepara el regreso al país natal. Algunas citas breves.
-Julio De Caro, en su libro “El Tango y mis recuerdos” (1964) rememora una charla con Gardel en París, a la salida de “L’Empire”. Con los mejores recuerdos para sus amigos argentinos, manifestaba el ánimo de no permanecer en la gran ciudad: “…Se hace cuesta arriba quedarse en Buenos Aires para ganarse el pan”.
-El 30 de octubre de 1933, en la semana previa a lo que sería su último viaje a Europa, Gardel adquiere un amplísimo terreno en el barrio Punta Gorda, excepcional zona costera situada entre Malvín y Carrasco. De inmediato, el Arq. Carlos Eduardo Schinca comenzaría a levantar una lujosa residencia con espacios deportivos.
-El 13 de febrero de 1935, desde Nueva York, el artista le escribe a Doña Berta anunciándole que, en un día ya “no muy lejano”, estarán  reunidos como “dos viajeros que llegan al puerto de destino”.
-Pero, su retorno al Río de la Plata, estaba decidido. El escritor colombiano Mario Sarmiento Vargas, en el libro “Gardel…! ¿Vive o ha muerto? (1950) rescata una aseveración de “El Mago” respecto a la casa  en que proyectaba habitar. Puntualiza el cronista que Gardel “frecuentemente hablaba del chalet que estaba construyendo en Carrasco, en los suburbios de la Ciudad de las Rosas: Montevideo”. Y de inmediato: “Se transfiguraba hablando de el.” Remata con esta cita textual de Carlos: “Con decirle que tendrá doce salas de baños grandotas, blancas, enormes como piletas. Allá voy a instalar a la vieja”. A Doña Berta.
La labor asociativa desplegada por la pesquisadora Martina Iñiguez no se agota en el concluyente escenario precedente.
El acopio de registros documentales tiene, a mi modo de ver, además, una excepcional prueba.
La denominaré “la prueba viva” y merecerá una nota central y varias adicionales.
Es que la investigación científica, de por sí, no puede prescindir del ejercicio más pleno de la lógica.
De una forma de inteligencia que hiende su raíz en la cultura y se expande con ella.-





1 comentario:

Javier Sarmiento dijo...

El escritor colombiano Mario Sarmiento Vargas era mi abuelo!!!, un placer ver que se lo recuerda!!!!