UNA CULTURA MULTIFACÉTICA
Escribe Walter Ernesto Celina
16.06.2013
El septuagésimo octavo aniversario del
trágico episodio del 24 de junio, en el campo de aviación de Manizales, Colombia,
permite, una vez más, ir al reencuentro de la voz augusta de Carlos Gardel.
Los amantes del canto y la música popular
de la vieja guardia deshilvanan queridas emociones. Las generaciones noveles, detienen
su paso. Concentran la atención y admiran.
No es un rito. Es la revalorización
constante de una cultura que, entre ruda y traviesa, fue capaz de adquirir sutilezas
poéticas, sumar perfiles filosóficos y gestar una coreografía sensual.
Gardel ocupa, indisputable, un punto
cenital. Ello no obsta a que tras él vayan, por sus misterios, quienes
investigan y discuten aspectos no suficientemente claros de su existencia. En
este campo, indagar no es profanar ni denigrar. Es el modus operandi que asume la ciencia histórica y las disciplinas -de
su misma naturaleza- que concurren a auxiliarla, para develar situaciones
complejas. Arduas y/o enigmáticas.
Los hallazgos, testimoniales o
indiciarios, ratifican las líneas generales de las hipótesis, las redireccionan
o las descartan. Esto pone en tensión dos visiones sobre la nacionalidad del
cantante.
Me he ocupado de “Gardel – El muerto que habla”,
editado por Fin de Siglo. Ofrecí
algunos avances, que me fueran anticipados por su autor, el Licenciado Eduardo
Cuitiño.
AUSENCIA DEL FRANCÉS COMO LENGUA MATERNA
Tomaré hoy, dos aspectos sumamente
interesantes, asociados o concurrentes con la obra.
El primero, destacado por el Ing. Juan
Grompone, en ocasión del lanzamiento del ensayo.
¿Con qué tiene que ver?
Cabe recordar, sucintamente, que
existen dos hipótesis sobre dónde nació El
Mago. Una, lo reivindica como un genuino rioplatense, nacido en Tacuarembó
(Uruguay), que creció artísticamente en Buenos Aires y, otra, lo da como
oriundo de Toulouse (Francia) e hijo de la Sra. Berta Gardes; madre soltera que
emigró a nuestras latitudes con su niño, Charles Romuald Gardes.
El Ing. Juan Grompone -personalidad de
la cultura uruguaya con conocimientos
enciclopédicos- al referirse ciertas verificaciones de Cuitiño, señalaba que en
la dicción gardeliana no se advierte, para nada, lo que en pedagogía se denomina lengua materna.
Efectivamente, quienes poseen el
dominio del idioma galo no vacilan en establecer que, cuando Gardel lo canta,
adolece de la pronunciación debida. Comparto esta evaluación lingüística.
Anotaré porqué. Siempre me resultó un
poco extraño su acento. Como estudiante había adquirido si no el dominio del
francés, un conocimiento racional a partir de la fonética, la gramática y algo
de su literatura. Ello, merced a la valía de docentes como las Sras. Hors de
Correa y Larnaudie de Klingler y, del esposo de esta, Alfonso Klingler En otro
laboratorio siempre oficiaban como profesores alternos Jean Gabin, Louis Jouvet,
Raimu, Michelle Morgan, llevados de la mano por directores como Renoir,
Clément, Pagnol, Carné, Duvivier
Me hace compartir el juicio de Grompone un conjunto
de certezas.
La voz materna es la primera y más privilegiada que
llega al oído del gestante y del recién nacido. Es la que usa su madre mientras
lo desarrolla en sí. Y es la que le habla al prodigarle los primeros cuidados,
sea por el acto de amamantar, de alimentarlo, de asearlo, de socorrerlo cuando
llora. Es la palabra materna la del canto que serena y estimula el sueño reparador
del bebe. Por tales circunstancias capitales, la lengua materna se graba y el
pequeño la hace suya con profunda naturalidad. Con un agregado especialísimo,
que ayuda a matrizarla: el afecto, que casi como un instinto liga al binomio
madre-hijo.
El
signo francófono de la madre biológica debió etiquetar al pequeño Carlos en el idioma
en uso, así como por las demás maneras de comunicación del entorno familiar y social.
Resulta así que -en contradicción absoluta con su
enorme e indiscutida aptitud auditiva-, Gardel no muestra signo alguno de la
lengua primigenia; de la cultivada por la mujer que supuestamente le diera el
ser, con la que habría vivido 2 años en Francia antes de llegar al Río de Plata,
en un entorno con predominancia absoluta del francés.
Se admite que un sujeto pueda llegar a tener dos
lenguas maternas. No que se carezca de la de origen, para sólo detentar la de
adopción.
Ergo, hay un cuestionamiento que la hipótesis francesista
no puede superar.
RASTROS DE UNA FALLA BIOLÓGICA
El segundo aspecto a comentar viene tratado en el Capítulo XIV, bajo la titulación El hipogonadismo de Gardel.
No es una adjetivación superflua. Es una visualización
objetiva de determinadas características corporales, en que la genética opera
sobre el sistema glandular. Muchos de esos datos naturales vienen a la
superficie. Los muestra el individuo. Y ligan a Carlos Gardel a una familia
platense.
¿Qué es el hipogonadismo?
Se trata de un tema inherente a la medicina, tratado
con profesionalidad en el estudio del Lic. Eduardo Cuitiño. En particular,
referido a la ascendencia del cantante, características físicas y otros
detalles.
Baste decir, sin invadir campos no periodísticos, que
el hipogonadismo se revela por alguna enfermedad o lesión de la glándula
pituitaria (1), del hipotálamo (2) o los testículos. Ello puede conducir a la
reducción de la hormona llamada gonadotropina. El prefijo “hipo” alude a la
carencia de la sustancia gonadotrófica. En el hombre es la testosterona, relacionada
con la cualidad reproductiva
La revelación no es
para escandalizar. Adviértase que sólo en Estados Unidos -hoy, no ayer- padecen hipogonadismo cerca
de 13 millones de hombres, siendo menos del 10% los que buscan un tratamiento
médico adecuado.
A todo esto, vale considerar que la falla biológica
detectada por Cuitiño en Carlos Gardel, podría -o debe- estarlo en su familia
natural, la Escayola de Tacuarembó. De lo que expone antecedentes.
Desde luego, un análisis de ADN sobre restos existentes
y personas vivas, vendría a despejar el verdadero origen, la nacionalidad, del
aedo rioplatense.
Un ADN, escrupulosamente garantizado, acabaría con cualquier ambigüedad, en forma definitiva. Y
en ello concordaron el Ing. Juan Grompone y el Lic. Eduardo Cuitiño.
”Gardel – El
Muerto que Habla” induce a leer sobre estos
apasionantes temas en que, por sobre una historia de vida casi de leyenda, ahora
fluyen números, fórmulas, datos estadísticos y aspectos de la profesionalidad
médica y de la genética.
Notas:
(1): El hipotálamo región nuclear del cerebro. Forma parte del diencéfalo.
Se ubica por debajo del tálamo
(2): La hipófisis o pituitaria es una glándula endocrina fundamental. Segrega
hormonas encargadas de regular la homeostasis,
incluyendo otras del mismo sistema endócrino. Pesa en el hombre adulto 500 miligramos;
600 en la mujer.
1 comentario:
Muy interesante, podrían agregar los logos de face, twitter, google, etc para compartir las notas en las redes sociales?
saludos cordiales
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