martes, 23 de junio de 2009

PÁGINAS GARDELIANAS - CUANDO SOLIÑO INTERDICTÓ A “EL MAGO”

Escribe Walter Ernesto Celina

Leyendo la selección de “Letras de Tango”, editada en 1997 por el ilustre José Gobello, tuve noticia que los uruguayos Víctor Soliño y Enrique Matos Rodríguez habían compuesto el tema “Mocosita” para la extraordinaria cantante Rosita Quiroga.
Con letra del primero y música del segundo, la pieza tanguística fue llevada al disco por la requirente para la casa “Víctor”, en 1926. El mismo año, Carlos Gardel lo hizo para la compañía “Odeón”, pero el disco no pudo circular comercialmente porque “Rosita reclamó y obtuvo la exclusividad”.

El episodio, en rigor fue así, como el maestro Gobello lo sintetiza en su historia.
Las grabación gardeliana quedó temporalmente interdictada.
Accediendo a una información que me proporcionara otra ilustre personalidad platense, el historiador Aníbal Barrios Pintos, encuentro un relato del propio Víctor Soliño, presentado en una página del diario “El Día”, de Montevideo (24.06.1975).
¿Qué dice el autor de “Mocosita” ?
Antes de entrar en materia, una digresión.
Dicha letra no es, a mi modo de ver, una composición de poesía popular que esté a la altura de otras excelentes, interpretadas en la época por “El Zorzal” y otros artistas.
Con sus variantes, el catálogo del año 1926 exhibe: “Amurado”, “Anoche a las 2”, “Bajo Belgrano”, “Aquella cantina de la ribera”, “Caferata”, “Caminito”, “El ciruja”, “Garabita”, “Ladrillo”, “La gayola”, “La he visto con otro”, “Mandria”, “Marcheta”, “Noches del Colón”, “No te engañes corazón”, “Sonsa”, “Oro muerto”, “Pan comido”, “Puente Alsina”, “Pobre corazón mío”, “¡Qué va cha ché!”, “Tiempos viejos”, “Te doy lo que tengo”…
“Mocosita” es un drama sentimentaloide. Pero tuvo su hora. La Quiroga, como Gardel, sabían vestir y realzar lo que ofrecían a sus auditorios.
Cuando la Asociación General de Autores del Uruguay (AGADU) -al promediar el año 1975- distinguió a Don Víctor Soliño con una medalla por su aporte al repertorio gardeliano, el compositor relató la índole del compromiso autoral asumido conjuntamente con Matos Rodríguez, insigne creador de “La Cumparsita”.
-Con Gerardo nosotros estábamos comprometidos con Rosita Quiroga en el sentido que nadie más cantara lo que escribíamos para ella. Nos había puesto esa condición pues quería tener un repertorio propio, personal y único.
En aquella época
-continúa Víctor Soliño-, el autor debía autorizar al intérprete. ¡¿Y quién se iba a negar a que Gardel interpretara algo de uno?! Por eso, él grababa cualquier cosa que le gustara y, después, se cumplía con la formalidad de la autorización.
El periodista que mantiene el diálogo con el compositor uruguayo le pregunta:
-¿Y cómo se planteó el problema?
Responde Soliño:
-En 1926 él nos grabó “Mocosita” sin nuestro consentimiento.
Cuando ya estaban los discos por salir a la venta, vino una noche a vernos Perico Bernat, que era el representante de Gardel en Montevideo y nos pidió autorización.
Y agrega Don Víctor:
-Mirá Perico, yo no no te la puedo dar porque tenemos palabra con Rosita Quiroga que únicamente ella canta lo que le mandamos.
Y él me contestó: “¿Pero vos estás loco…le van a negar el permiso a Gardel? ¡Se cierran las puertas para siempre!”
Y bueno, se lo tuvimos que negar, nomás… y la matriz del disco estuvo guardada como 50 años, hasta que caducaron nuestros derechos.

Inquiere el periodista de “El Día”:
-¿Se disgustó mucho Gardel con ustedes?
Concluye el letrista de “Mocosita” :
-Y yo creo que bastante, porque desde entonces no volvió a grabarnos ningún título. Es una lástima porque él hubiera dado magnífico (realce) a tangos como “Garufa” o “Niño bien”.
El entrevistador propone:
-Pero la versión de “Mocosita” es de antología…
Víctor Soliño le responde:
-Bueno, sí; está bien; pero las guitarras…
Pudieron dar más aquellos músicos.
Carlos Gardel, como siempre, inobjetable.

MOCOSITA
Letra. Víctor Soliño – Música: Gerardo Matos Rodríguez
(Fragmentos)
Vencido, con el alma amargada,/ sin esperanzas, saciado de la vida,/ solloza en su bulín/ el pobre payador/ sin hallar un consuelo a su dolor.
Colgada de un clavo la guitarra…/ en un rincón la tiene abandonada…/ De sus amigos/ ya no le importa nada…Tirado en la catrera no hace más que llorar.
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Dormía tranquilo el conventillo,/ nada turbaba el silencio de la noche/ cuando se oyó sonar/ allá en la oscuridad/ el disparo de una bala fatal.
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15.06.2009

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